Un gran alpinista de casi 76 años. Todo un ejemplo para mi generación de montañeros.
06 abril 2020
16 marzo 2016
HERMANN BUHL ¿SEXTO O SÉPTIMO SENTIDO?
77 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JULLIE TULLIS
Kurt Diemberger: “Hermann Buhl solo falló una vez en la vida, en el Chogolisa".
Kurt Diemberger es una leyenda viva. Repasar con él los libros que ha escrito es repasar también los recuerdos más importantes de una carrera marcada por logros sonados y grandes tragedias, como la muerte de su compañera de cordada Julie Tullís, que ayer hubiera celebrado su 77 cumpleaños.
Miércoles, 16 de Marzo de 2016 - Actualizado a las 09:10h.
Es la única persona con vida con dos ochomiles vírgenes en su haber: Kurt Diemberger hizo cumbre en el Broad Peak en 1957, considerado el primer ochomil en estilo semialpino sin oxígeno ni porteadores, realizado con su compatriota Hermann Buhl, y en el Dhaulagiri en 1960, con una expedición suiza. El reverso de estos dos éxitos en su carrera han sido también dos tragedias: primero en el Chogolisa, en 1957, donde Hermann Buhl, su “padre en la montaña”, falleció al caer de una cornisa entre la niebla. Después en el K2, en 1986, donde sobrevivió milagrosamente en uno de los episodios épicos del himalayismo, cuando varios alpinistas murieron al quedar bloqueados por una tormenta a 8.100 metros, entre ellos su compañera Julie Tullis.
Ayer se cumplieron 77 años del nacimiento de esta escaladora británica que se embarcó con Diemberger en un proyecto para filmar las cumbres del Himalaya. Después de su muerte él escribió un libro que, como los que vendrían después, contienen los momentos más dulces, los más delicados y los más heroicos de su vida dedicada a las montañas.
¿Qué es el séptimo sentido?
El séptimo sentido es un elemento muy importante, cada persona lo tiene pero muchos no lo saben. Aparece cuando alguien debe llevar a cabo una cosa y se debate entre hacerla o no. El botón que activa la acción está en tu cabeza y en tu corazón. Quieres hacerlo y necesitas decidirlo en ese momento, hay una frase muy famosa del poema Resignación, de Friedrich Schiller, que viene a decir que los instantes que no has aprovechado dentro de un minuto, ninguna eternidad te los va a devolver. Por tanto, debes hacer las cosas ahora. "Julie fue mi compañera, teníamos el mismo corazón y la misma cabeza"
Entonces, ¿el séptimo sentido es el empuje? ¿La decisión? Es ir hacia adelante y hacer las cosas, ese es el séptimo sentido. Pero es muy importante no olvidar el sexto sentido, que es la intuición que se suele oponer al anterior. Cuando estás casi en la cumbre, el séptimo sentido te dice que tires para arriba, aunque haya posibilidades de que se desate una tormenta. El sexto sentido te dice que no avances. Son situaciones muy difíciles. El séptimo es la fuerza de la vida y el sexto la conservación que te advierte de que pienses bien.
El séptimo sentido te la ha jugado en varias ocasiones...
En el Chogolisa, con Hermann Buhl, el séptimo sentido nos atrapó para llegar a la cumbre, pero decidimos regresar con el sexto, aunque ya fue demasiado tarde. En el K2, con Julie Tullis, teníamos la cumbre muy cerca y el tiempo era inestable. Lo conté en el libro K2. Nudo infinito: fue una situación difícil, decidimos continuar ascendiendo totalmente dirigidos por el séptimo sentido. Solo después se supo que quizá hubiese sido mejor no llegar a la cumbre en esta situación. Cuando llegó la tempestad no podíamos bajar y se convirtió en una situación muy trágica. De las siete personas que subimos cinco murieron, entre ellas Julie.
¿Qué era Julie para ti?
Cuando veo el K2 siento una conexión con ella. El libro se llama "El nudo infinito" por eso. Julie fue mi compañera, teníamos el mismo corazón y la misma cabeza. Fuimos una misma idea compartida por dos personas. El K2 nos unió en un nudo. Es una montaña única, es una gran pirámide como un cristal. En los cristales hay una luz especial, como en esa montaña, tiene un algo que muchos alpinistas reconocen. Hay una magia que te atrapa.
Has escrito más libro. Uno de ellos, titulado, Entre cero y ocho mil metros, resume tus primeros años en la montaña.
Cuando escribí el libro Entre cero y ocho mil metros pensé que iba a ser el único en mi vida por eso puse todo mi corazón y mis ideas en él. Estoy muy satisfecho, es el libro de mi juventud, uno de mis mejores.
En el cuentas historias de una etapa muy entrañable en la que recorriste los Alpes con la bicicleta de tu abuelo.
La bicicleta de mi abuelo tenía solo una marcha y yo conseguí modernizarla para que tuviera tres. ¡Hoy en día las bicis tienen 25! Recorrí Dolomitas, el Mont Blanc... ¡Me puse muy fuerte!
¿Cuál fue tu mejor escalada de esa época?
Mi mejor escalada de esta época fue el Gran Merengue del Gran Zebrú, que era una cosa enorme, como un edificio de hielo, extraplomado. Fue complicado porque, además, fue una especie de competición con otros alpinistas. Al final levanté al último en escalar, quien luego declaró que había sido el primero. Fue una situación desafortunada. Cuando se publique una nueva edición del libro voy a escribir media página extra para explicar mejor esta historia.
Tu ascensión al Broad Peak, que fue la primera de la historia, también dejó una anécdota digna de mención.
En el Broad Peak hicimos dos ataques. La primera vez llegamos a la cima secundaria y allí me di cuenta de que la verdadera cumbre estaba muy lejos y ya era demasiado tarde. Bajamos toda la montaña y volvimos a escalar otra vez, prácticamente hicimos dos escaladas.
¿Cómo era Hermann Buhl?
Hermann Buhl tenía una cabeza muy fuerte y mucha voluntad. Fue un artista, no solo en la roca, tenía ideas. Era muy preciso, solo falló una vez en la vida, en el Chogolisa, no comprendo por qué se salió de la huella. Quizá fue un golpe de viento y nieve que le impidió ver. Para mí fue como un padre, si hacía una cosa buena me felicitaba y si la hacía mal me regañaba. Fue mi padre en la montaña.
¿Qué opinas de la situación actual del Himalaya?
Hay demasiada gente, no me refiero a los locales, sino a los turistas y los alpinistas. Cuando hay demasiada gente la situación en la montaña se vuelve peligrosa. Claro que hay más manos para ayudar, pero cada persona aumenta el riesgo.
Kurt Diemberger: “Hermann Buhl solo falló una vez en la vida, en el Chogolisa".
Kurt Diemberger es una leyenda viva. Repasar con él los libros que ha escrito es repasar también los recuerdos más importantes de una carrera marcada por logros sonados y grandes tragedias, como la muerte de su compañera de cordada Julie Tullís, que ayer hubiera celebrado su 77 cumpleaños.
Miércoles, 16 de Marzo de 2016 - Actualizado a las 09:10h.
Es la única persona con vida con dos ochomiles vírgenes en su haber: Kurt Diemberger hizo cumbre en el Broad Peak en 1957, considerado el primer ochomil en estilo semialpino sin oxígeno ni porteadores, realizado con su compatriota Hermann Buhl, y en el Dhaulagiri en 1960, con una expedición suiza. El reverso de estos dos éxitos en su carrera han sido también dos tragedias: primero en el Chogolisa, en 1957, donde Hermann Buhl, su “padre en la montaña”, falleció al caer de una cornisa entre la niebla. Después en el K2, en 1986, donde sobrevivió milagrosamente en uno de los episodios épicos del himalayismo, cuando varios alpinistas murieron al quedar bloqueados por una tormenta a 8.100 metros, entre ellos su compañera Julie Tullis.
Ayer se cumplieron 77 años del nacimiento de esta escaladora británica que se embarcó con Diemberger en un proyecto para filmar las cumbres del Himalaya. Después de su muerte él escribió un libro que, como los que vendrían después, contienen los momentos más dulces, los más delicados y los más heroicos de su vida dedicada a las montañas.
¿Qué es el séptimo sentido?
El séptimo sentido es un elemento muy importante, cada persona lo tiene pero muchos no lo saben. Aparece cuando alguien debe llevar a cabo una cosa y se debate entre hacerla o no. El botón que activa la acción está en tu cabeza y en tu corazón. Quieres hacerlo y necesitas decidirlo en ese momento, hay una frase muy famosa del poema Resignación, de Friedrich Schiller, que viene a decir que los instantes que no has aprovechado dentro de un minuto, ninguna eternidad te los va a devolver. Por tanto, debes hacer las cosas ahora. "Julie fue mi compañera, teníamos el mismo corazón y la misma cabeza"
Entonces, ¿el séptimo sentido es el empuje? ¿La decisión? Es ir hacia adelante y hacer las cosas, ese es el séptimo sentido. Pero es muy importante no olvidar el sexto sentido, que es la intuición que se suele oponer al anterior. Cuando estás casi en la cumbre, el séptimo sentido te dice que tires para arriba, aunque haya posibilidades de que se desate una tormenta. El sexto sentido te dice que no avances. Son situaciones muy difíciles. El séptimo es la fuerza de la vida y el sexto la conservación que te advierte de que pienses bien.
El séptimo sentido te la ha jugado en varias ocasiones...
En el Chogolisa, con Hermann Buhl, el séptimo sentido nos atrapó para llegar a la cumbre, pero decidimos regresar con el sexto, aunque ya fue demasiado tarde. En el K2, con Julie Tullis, teníamos la cumbre muy cerca y el tiempo era inestable. Lo conté en el libro K2. Nudo infinito: fue una situación difícil, decidimos continuar ascendiendo totalmente dirigidos por el séptimo sentido. Solo después se supo que quizá hubiese sido mejor no llegar a la cumbre en esta situación. Cuando llegó la tempestad no podíamos bajar y se convirtió en una situación muy trágica. De las siete personas que subimos cinco murieron, entre ellas Julie.
¿Qué era Julie para ti?
Cuando veo el K2 siento una conexión con ella. El libro se llama "El nudo infinito" por eso. Julie fue mi compañera, teníamos el mismo corazón y la misma cabeza. Fuimos una misma idea compartida por dos personas. El K2 nos unió en un nudo. Es una montaña única, es una gran pirámide como un cristal. En los cristales hay una luz especial, como en esa montaña, tiene un algo que muchos alpinistas reconocen. Hay una magia que te atrapa.
Has escrito más libro. Uno de ellos, titulado, Entre cero y ocho mil metros, resume tus primeros años en la montaña.
Cuando escribí el libro Entre cero y ocho mil metros pensé que iba a ser el único en mi vida por eso puse todo mi corazón y mis ideas en él. Estoy muy satisfecho, es el libro de mi juventud, uno de mis mejores.
En el cuentas historias de una etapa muy entrañable en la que recorriste los Alpes con la bicicleta de tu abuelo.
La bicicleta de mi abuelo tenía solo una marcha y yo conseguí modernizarla para que tuviera tres. ¡Hoy en día las bicis tienen 25! Recorrí Dolomitas, el Mont Blanc... ¡Me puse muy fuerte!
¿Cuál fue tu mejor escalada de esa época?
Mi mejor escalada de esta época fue el Gran Merengue del Gran Zebrú, que era una cosa enorme, como un edificio de hielo, extraplomado. Fue complicado porque, además, fue una especie de competición con otros alpinistas. Al final levanté al último en escalar, quien luego declaró que había sido el primero. Fue una situación desafortunada. Cuando se publique una nueva edición del libro voy a escribir media página extra para explicar mejor esta historia.
Tu ascensión al Broad Peak, que fue la primera de la historia, también dejó una anécdota digna de mención.
En el Broad Peak hicimos dos ataques. La primera vez llegamos a la cima secundaria y allí me di cuenta de que la verdadera cumbre estaba muy lejos y ya era demasiado tarde. Bajamos toda la montaña y volvimos a escalar otra vez, prácticamente hicimos dos escaladas.
¿Cómo era Hermann Buhl?
Hermann Buhl tenía una cabeza muy fuerte y mucha voluntad. Fue un artista, no solo en la roca, tenía ideas. Era muy preciso, solo falló una vez en la vida, en el Chogolisa, no comprendo por qué se salió de la huella. Quizá fue un golpe de viento y nieve que le impidió ver. Para mí fue como un padre, si hacía una cosa buena me felicitaba y si la hacía mal me regañaba. Fue mi padre en la montaña.
¿Qué opinas de la situación actual del Himalaya?
Hay demasiada gente, no me refiero a los locales, sino a los turistas y los alpinistas. Cuando hay demasiada gente la situación en la montaña se vuelve peligrosa. Claro que hay más manos para ayudar, pero cada persona aumenta el riesgo.
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16 mayo 2015
"Fer Camí"
ALGUNA NOTAS SOBRE EL INICIO DEL MONTAÑISMO MALLORQUÍN.
Este reportaje fue publicada en la revista "Brisas", el pasado 5 de este mes.
Tengo que matizar que yo nunca he dicho que haya estado en el Everest, como apunta el periodista. Hasta ahí no podría haber llegado. Ya me costó lo mío subir a los dos cuatromiles del Atlas marroquí: el M'Goum y el Toubkal.
Y una cosa más: si pulsáis sobre las fotos, os será más cómodo leer los textos.
Palma. Ca'n Pastilla a 16 de Mayo del 2015.
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05 septiembre 2014
Sa Cova des Moros o Sa Balma des Nanets
Por circunstancias diferentes, y que ahora no vienen a cuento, he tardado mucho en subir esta ruta al Blog. Pues fue el 6 de Mayo pasado cuando el infatigable Pep Torrens, nos llevó al Grupo de los Martes, a conocer esta interesante zona. Y mentira parece que en la tantas veces visitada Comuna de Bunyola, aún queden hermosos rincones que desconozco.
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A la entrada de de Bunyola, llegando de Santa Maria, enfrente de Son Trobat, de la parada de autobús y de la subida a la Comuna, a la izquierda de la carretera, a un nivel algo más bajo que ésta, hay una gran aparcamiento donde podemos dejar los coches.
Ya a pie entraremos en el pueblo por la calle asfaltada a la izquierda de la entrada a Son Trobat. Ignoraremos, algo más adelante, un desvío a la derecha y, en 07’, tomaremos a la derecha por unas escaleras (Carrer d’Orient) que enseguida giran a la izquierda. En 02’ hemos de ir a la derecha, por el Carreró de sa Comuna (poste indicador “Sa Comuna. Camí des Grau”). Más arriba la calle deja de subir (El Planiol. Poste indicador “Sa Comuna. Camí des Grau. Bunyola”) y desemboca en un camino hormigonado (10’). Avanzamos por él sólo unos metros, pues enseguida (01’) hemos de tomar el desvío en diagonal izquierda (“Camí des Grau”). Pasaremos un portillo sin barrera, y seguiremos ascendiendo por el conocido Camí des Grau, pero ¡¡mucho ojo!! pues en 03’/05’ lo hemos de dejar por la izquierda, junto a un gran pino aislado, y un hito no fácil de ver. Subiremos por la ladera muy sucia de vegetación, con tendencia diagonal derecha, y siguiendo algún hito aislado y muy tenues trazas de senderillo. Como sea, en unos 10’/12’, hemos de llegar al filo de la cresta, donde hallaremos una pared medianera que hemos de saltar.
Ahora vamos a la derecha, Nornordeste, paralelos a los pies de la pared rocosa que tenemos a la derecha. En 02’ salimos a un amplio bancal, que constituye un espléndido mirador. Subimos un poco acercándonos a los pies de las rocas de la derecha, cruzamos una baja pared medianera, encontramos algún hito, vamos atravesando una zona de muy densa vegetación, procurando no perder las trazas del senderillo y llegamos (10’/12’ dependiendo de lo que tardemos en ir encontrando los restos del caminillo) a una nueva pared medianera, que también hemos de superar. Descendemos un poco con tendencia a la izquierda, y ya vamos encontrando (04’) restos algo más claros del camino. En 08’ pasamos junto a un banco (derecha). Enseguida el camino inicia una bajada ligera y se pierde un poco en un derrumbe de rocas (10’) pero lo volvemos a encontrar al otro lado del mismo. En 02’ desembocamos en un cruce de caminos, y hemos de continuar recto. Pero nos hemos de fijar bien en este punto, pues por el camino que baja a la izquierda, iremos luego a la vuelta. Continuando recto por el camino en ligera subida, llegaremos muy pronto ¿02’? a un nuevo banco, un esplendido mirador sobre la zona de Bunyola i Sa Gubia.
Si nos fijamos a la derecha del banco, Sureste, sigue subiendo el camino de herradura, que realiza un par de lazadas y luego va a la izquierda. A los 03’, a la derecha, en una grieta en las rocas veremos un muro de piedra, se trata del Pas de Ca’n Grau que, según dicen, se empleaba para subir, con ayuda de un cable o cuerda, a la Comuna. A mi me parece raro que, incluso con la ayuda de una cuerda, ese muro pudiera ser un “paso” para llegar a lo alto de la Comuna. Pienso si el muro se construyó posteriormente, para impedir el paso de los animales. Y que sin el muro de piedras, simplemente por la grieta, con ayuda de una cuerda o cable, si fuera más fácil pasar por el mismo. Pero bueno, esa es una simple opinión mía. El caso es que cuando llegamos a él, Javier (González de Alaiza) que es un valiente y hábil trepador, atacó el muro a pelo y, con alguna dificultad, logro superarlo. Entonces le lanzamos una cuerda, descendió y la dejó instalada, para que a la vuelta, en unos minutos, otros compañeros de la cordada (el propio Javier, Pep Torrens, Pere Joan Gelabert y Toni Beato) pudieran superar el muro. Yo no lo hice, ya no me van nada esos ejercicios gimnásticos, así que me tumbé tan tranquilamente apoyado en la mochila, viendo como esos compañeros se jugaban una castaña.
Pero bueno, eso fue unos minutos más tarde. Ahora seguimos Este, bordeando por sus pies la pared rocosa. Pasamos junto a una balma donde hay un depósito de agua, para recoger la que caía por las rocas. Y en 02’ llegamos a Sa Cova des Moros o Sa Balma des Nanets, así llamada por los enanitos que figuran en las baldosas, muy deterioradas, de la mesa que allí se encuentra. Es un rincón increíble e inesperado, vale la pena haber llegado hasta el mismo. Frente a la cueva o balma desciende un camino que nos lleva (02’) a una gran bassa o aljibe, sorprendente por el lugar en que está situada. Hacia la izquierda de la bassa, Oeste, un sendero nos conduce, en menos de un minuto, hasta el Bufador des Grau o de sa Cova, junto al que también hay un banco. Y aquí se acaba la visita a este inesperado rincón, que en su tiempo debió de estar bastante concurrido.
Ahora debemos desandar nuestros pasos. Pasamos por la bassa, luego por la Balma des Nanets, por el Pas de Ca’n Grau (05’) al que treparon algunos compañeros como hemos dicho; bajamos hasta el banco/mirador de hace un rato (03’) y llegamos enseguida (01’) al cruce de caminos en el que advertíamos, párrafos antes, que teníamos que fijarnos bien. Esta vez vamos de frente/derecha descendiendo. Pero ¡¡mucha atención!! a partir de aquí, pues encontraremos un montón de cruces de caminos, todos muy tapados de vegetación. Nosotros, siguiendo el itinerario que parecía más claro, nos despistamos. Llaneamos y luego comenzamos a subir, en vez de descender. Si llegamos a un enésimo banco (a la izquierda) es que nos hemos equivocado. La secuencia de caminos a tomar, y los tiempos, más relativos que nunca por los despistes, son los siguientes: desde el cruce mencionado tomamos el camino de la derecha, bajando; en 01’, en un cruce, debemos tomar el camino de la izquierda, el de la derecha está “cerrado” por unas piedras; enseguida ¡¡ojo!! nuevo cruce (hito), debemos tomar a la derecha bajando (nosotros equivocadamente seguimos recto); en 02’ nuevo cruce, hay que continuar recto, NO a la derecha; en 01’ más otro cruce, también hay que seguir recto, pues por la derecha iríamos a la Cases de Ca’n Grau. Y se acabaron los cruces complicados, pero no la densa vegetación. En 02’ llevaremos un muro de piedra a la derecha. A los 06’, antes de un gran pino caído unos metros más adelante, el camino gira fuerte a la derecha. Casi inmediatamente (01’) cruzamos un anchísimo portillo sin barreras. En 02’ el camino, muy difuminado entre la vegetación, gira a la izquierda, y discurre por encima de un bancal. En otros 02’, llegando ya a las primeras casas del pueblo, el camino, ya muy perdido entre pinos jóvenes, matas y todo tipo de hierbas, gira a la derecha. Enseguida 01’ tuerce a la izquierda, y llega (02’), casi a las malas, a una pequeña barrera de hierro cerrada, que hay que saltar.
Al otro lado de la barrerita, ya estamos en la “civilización”, en un aparcamiento para coches, a la salida de Bunyola en la carretera hacia Orient, frente a Ca’n Far. Por la carretera vamos a la izquierda. Avanzamos por el Carrer des Germans Cabots (Franciscans). Bajamos por el Carrer del Rector Rullán, Carrer Major, y plaza del ayuntamiento y de la iglesia (10’). Desde la Plaza vamos a la izquierda, Suroeste, por la carretera a Santa Maria, para llegar al aparcamiento donde hemos dejado los coches, en otros 10’.
Duración de la excursión: Unas 2h.35’ de caminar efectivo.
Dificultad: Mediana***. Pero sólo por la dificultad de seguir siempre el camino indicado, muy sucio y con numerosos cruces. De lo contrario sería Fácil, ya que es corta y el desnivel a salvar exiguo.
Equipo: El normal de media montaña.
Agua: No la hay en todo el recorrido.
Ayudas: En la última edición, 2013-2014, del mapa de Alpina “Mallorca. Tramuntana Central”, figura toda la zona que vamos a recorrer, pero el itinerario no está indicado.
¡¡Respetar siempre la naturaleza!!
Palma. Ca’n Pastilla a 4 de Septiembre del 2014.
Algunas de las fotos de este reportaje, son de mis buenos amigos Toni Artigues y Pedro Juan Pericas.
A la entrada de de Bunyola, llegando de Santa Maria, enfrente de Son Trobat, de la parada de autobús y de la subida a la Comuna, a la izquierda de la carretera, a un nivel algo más bajo que ésta, hay una gran aparcamiento donde podemos dejar los coches.
Ya a pie entraremos en el pueblo por la calle asfaltada a la izquierda de la entrada a Son Trobat. Ignoraremos, algo más adelante, un desvío a la derecha y, en 07’, tomaremos a la derecha por unas escaleras (Carrer d’Orient) que enseguida giran a la izquierda. En 02’ hemos de ir a la derecha, por el Carreró de sa Comuna (poste indicador “Sa Comuna. Camí des Grau”). Más arriba la calle deja de subir (El Planiol. Poste indicador “Sa Comuna. Camí des Grau. Bunyola”) y desemboca en un camino hormigonado (10’). Avanzamos por él sólo unos metros, pues enseguida (01’) hemos de tomar el desvío en diagonal izquierda (“Camí des Grau”). Pasaremos un portillo sin barrera, y seguiremos ascendiendo por el conocido Camí des Grau, pero ¡¡mucho ojo!! pues en 03’/05’ lo hemos de dejar por la izquierda, junto a un gran pino aislado, y un hito no fácil de ver. Subiremos por la ladera muy sucia de vegetación, con tendencia diagonal derecha, y siguiendo algún hito aislado y muy tenues trazas de senderillo. Como sea, en unos 10’/12’, hemos de llegar al filo de la cresta, donde hallaremos una pared medianera que hemos de saltar.
Ahora vamos a la derecha, Nornordeste, paralelos a los pies de la pared rocosa que tenemos a la derecha. En 02’ salimos a un amplio bancal, que constituye un espléndido mirador. Subimos un poco acercándonos a los pies de las rocas de la derecha, cruzamos una baja pared medianera, encontramos algún hito, vamos atravesando una zona de muy densa vegetación, procurando no perder las trazas del senderillo y llegamos (10’/12’ dependiendo de lo que tardemos en ir encontrando los restos del caminillo) a una nueva pared medianera, que también hemos de superar. Descendemos un poco con tendencia a la izquierda, y ya vamos encontrando (04’) restos algo más claros del camino. En 08’ pasamos junto a un banco (derecha). Enseguida el camino inicia una bajada ligera y se pierde un poco en un derrumbe de rocas (10’) pero lo volvemos a encontrar al otro lado del mismo. En 02’ desembocamos en un cruce de caminos, y hemos de continuar recto. Pero nos hemos de fijar bien en este punto, pues por el camino que baja a la izquierda, iremos luego a la vuelta. Continuando recto por el camino en ligera subida, llegaremos muy pronto ¿02’? a un nuevo banco, un esplendido mirador sobre la zona de Bunyola i Sa Gubia.
Si nos fijamos a la derecha del banco, Sureste, sigue subiendo el camino de herradura, que realiza un par de lazadas y luego va a la izquierda. A los 03’, a la derecha, en una grieta en las rocas veremos un muro de piedra, se trata del Pas de Ca’n Grau que, según dicen, se empleaba para subir, con ayuda de un cable o cuerda, a la Comuna. A mi me parece raro que, incluso con la ayuda de una cuerda, ese muro pudiera ser un “paso” para llegar a lo alto de la Comuna. Pienso si el muro se construyó posteriormente, para impedir el paso de los animales. Y que sin el muro de piedras, simplemente por la grieta, con ayuda de una cuerda o cable, si fuera más fácil pasar por el mismo. Pero bueno, esa es una simple opinión mía. El caso es que cuando llegamos a él, Javier (González de Alaiza) que es un valiente y hábil trepador, atacó el muro a pelo y, con alguna dificultad, logro superarlo. Entonces le lanzamos una cuerda, descendió y la dejó instalada, para que a la vuelta, en unos minutos, otros compañeros de la cordada (el propio Javier, Pep Torrens, Pere Joan Gelabert y Toni Beato) pudieran superar el muro. Yo no lo hice, ya no me van nada esos ejercicios gimnásticos, así que me tumbé tan tranquilamente apoyado en la mochila, viendo como esos compañeros se jugaban una castaña.
Pero bueno, eso fue unos minutos más tarde. Ahora seguimos Este, bordeando por sus pies la pared rocosa. Pasamos junto a una balma donde hay un depósito de agua, para recoger la que caía por las rocas. Y en 02’ llegamos a Sa Cova des Moros o Sa Balma des Nanets, así llamada por los enanitos que figuran en las baldosas, muy deterioradas, de la mesa que allí se encuentra. Es un rincón increíble e inesperado, vale la pena haber llegado hasta el mismo. Frente a la cueva o balma desciende un camino que nos lleva (02’) a una gran bassa o aljibe, sorprendente por el lugar en que está situada. Hacia la izquierda de la bassa, Oeste, un sendero nos conduce, en menos de un minuto, hasta el Bufador des Grau o de sa Cova, junto al que también hay un banco. Y aquí se acaba la visita a este inesperado rincón, que en su tiempo debió de estar bastante concurrido.
Ahora debemos desandar nuestros pasos. Pasamos por la bassa, luego por la Balma des Nanets, por el Pas de Ca’n Grau (05’) al que treparon algunos compañeros como hemos dicho; bajamos hasta el banco/mirador de hace un rato (03’) y llegamos enseguida (01’) al cruce de caminos en el que advertíamos, párrafos antes, que teníamos que fijarnos bien. Esta vez vamos de frente/derecha descendiendo. Pero ¡¡mucha atención!! a partir de aquí, pues encontraremos un montón de cruces de caminos, todos muy tapados de vegetación. Nosotros, siguiendo el itinerario que parecía más claro, nos despistamos. Llaneamos y luego comenzamos a subir, en vez de descender. Si llegamos a un enésimo banco (a la izquierda) es que nos hemos equivocado. La secuencia de caminos a tomar, y los tiempos, más relativos que nunca por los despistes, son los siguientes: desde el cruce mencionado tomamos el camino de la derecha, bajando; en 01’, en un cruce, debemos tomar el camino de la izquierda, el de la derecha está “cerrado” por unas piedras; enseguida ¡¡ojo!! nuevo cruce (hito), debemos tomar a la derecha bajando (nosotros equivocadamente seguimos recto); en 02’ nuevo cruce, hay que continuar recto, NO a la derecha; en 01’ más otro cruce, también hay que seguir recto, pues por la derecha iríamos a la Cases de Ca’n Grau. Y se acabaron los cruces complicados, pero no la densa vegetación. En 02’ llevaremos un muro de piedra a la derecha. A los 06’, antes de un gran pino caído unos metros más adelante, el camino gira fuerte a la derecha. Casi inmediatamente (01’) cruzamos un anchísimo portillo sin barreras. En 02’ el camino, muy difuminado entre la vegetación, gira a la izquierda, y discurre por encima de un bancal. En otros 02’, llegando ya a las primeras casas del pueblo, el camino, ya muy perdido entre pinos jóvenes, matas y todo tipo de hierbas, gira a la derecha. Enseguida 01’ tuerce a la izquierda, y llega (02’), casi a las malas, a una pequeña barrera de hierro cerrada, que hay que saltar.
Al otro lado de la barrerita, ya estamos en la “civilización”, en un aparcamiento para coches, a la salida de Bunyola en la carretera hacia Orient, frente a Ca’n Far. Por la carretera vamos a la izquierda. Avanzamos por el Carrer des Germans Cabots (Franciscans). Bajamos por el Carrer del Rector Rullán, Carrer Major, y plaza del ayuntamiento y de la iglesia (10’). Desde la Plaza vamos a la izquierda, Suroeste, por la carretera a Santa Maria, para llegar al aparcamiento donde hemos dejado los coches, en otros 10’.
Duración de la excursión: Unas 2h.35’ de caminar efectivo.
Dificultad: Mediana***. Pero sólo por la dificultad de seguir siempre el camino indicado, muy sucio y con numerosos cruces. De lo contrario sería Fácil, ya que es corta y el desnivel a salvar exiguo.
Equipo: El normal de media montaña.
Agua: No la hay en todo el recorrido.
Ayudas: En la última edición, 2013-2014, del mapa de Alpina “Mallorca. Tramuntana Central”, figura toda la zona que vamos a recorrer, pero el itinerario no está indicado.
¡¡Respetar siempre la naturaleza!!
Palma. Ca’n Pastilla a 4 de Septiembre del 2014.
Algunas de las fotos de este reportaje, son de mis buenos amigos Toni Artigues y Pedro Juan Pericas.
Track, en azul, de Toni Artigues. En el figura el tramo en que nos equivocamos. Es esa especie de cuerno que he marcado con un pequeño nº1 en rojo |
Track correcto. También de Toni. |
Entramos en Bunyola por esa calle, a la izquierda de Son Trobat |
Avanzamos por dicha calle |
Ignoramos un desvío a la derecha |
Tomamos a la derecha por las escaleras del Camí d'Orient |
Las escaleras |
Giramos de nuevo a la derecha por el Carreró de sa Comuna |
Vista retrospectiva de las escaleras por donde hemos subido. Aún vemos a unos compañeros en ellas |
El Planiol |
Poste indicador |
Continuamos unos metros por El Planiol, hasta una pista hormigonada |
Dejamos la pista en diagonal izquierda, para tomar el Camí des Grau |
Ascendiendo por el conocido Camí des Grau |
¡¡Ojo!! dejamos el Camí des Grau, junto a este hito un poco escondido |
También puede servirnos de referencia, este gran pino aislado |
Subimos por la ladera, muy sucia de vegetación, siguiendo algún esporádico hito, y tenues tramos de senderillo |
Por encima de la tupida vegetación, ya vemos indicios de la pared medianera que tendremos que salvar |
Superando la pared medianera |
Vamos a la derecha, paralelos a esas peñas |
En un amplio bancal, hermosos mirador, nos hacemos una foto de grupo |
Algún que otro hito |
Espesa vegetación |
Saltamos otra pared medianera |
El camino se va dibujando algo más |
Dejamos un banco a la derecha |
Un tramo de camino bastante claro |
El camino se pierde en ese derrumbe de piedras |
Pero sigue tras él entre los carrizos |
Memorizar este cruce, pues por él pasaremos a la vuelta |
Llegamos a otro banco, magnífico mirador... |
... sobre la zona de Bunyola i Sa Gubia |
A la derecha del banco, sigue subiendo el camino de herradura |
Que realiza un par de lazadas |
Murete del Pas de Ca'n Grau (I) |
Pas de Ca'n Grau (II) |
Javier ataca "a pelo" el muro |
Superado el muro, espera que le lancemos una cuerda |
Continuamos por los pies... |
... de estos impresionantes peñascos |
Depósito para el agua |
El grupo junto a la mesa de Sa Balma des Nanets |
Más de lo mismo |
Las deterioradas baldosas de los nanets |
Ahora vamos a visitar la bassa que se vé en la foto |
Descendiendo hacia la bassa |
Bassa (I) |
Bassa (II) |
Deajmos la bassa a la espalda |
Bufador de sa Cova o des Grau |
De nuevo en el Pas de Ca'n Grau. Pep Torrens ataca el muro, con ayuda de la cuerda que hemos dejado puesta antes |
Ahora es el turno de Pere Joan Gelabert |
Javier ataca de nuevo el muro, ahora con la cuerda es más fácil |
Esperando a que suba alguien más |
Y allá que va Toni Beato |
Regresamos al importante cruce, que habremos memorizado hace un rato |
Descendiendo por el tapado camino |
En este tramo me parece que ya nos habíamos equivocado |
Y al llegar a este banco, certificamos nuestro error. Asi que volvemos atrás |
Regresamos (flecha azul) y giramos a la izquierda bajando, junto a ese hito. Si no nos hubiéramos equivocado, en este cruce habríamos tomado a la derecha |
En este nuevo cruce, ignoramos el camino que baja por la derecha |
El camino está casi siempre tapado por la vegetación |
Pero hay algún que otro hito |
Llevamos una pared a la derecha |
Un poco antes de ese pino caído, el camino gira a la derecha |
Ahora nos acompaña otra pared, pero a la izquierda |
El camino tuerce a la izquerda y va sobre un bancal |
Al llegar a unas primeras casas, lo que queda del camino va a la derecha |
Entre una impresionante vegetación |
Así como podamos, hemos de llegar a esa pequeña verja de hierro cerrada, y saltarla |
Al otro lado de la verja hay un aparcamiento |
Frente a la casa de Ca'n Far. Ya en la carretera a Orient a la entrada de Bunyola |
Palma. Ca'n Pastilla a 5 de Septiembre del 2014.
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