Punta Lourde-Rocheblave (3.104 mts.)

Punta Lourde-Rocheblave (3.104 mts.)
25 de Julio del 2008

25 noviembre 2008

Michel Vaucher, uno de los "grandes", nos ha dejado.
.
La noticia que adjunto, ha sido publicada en Desnivel.com.
.
Falleció una de las grandes figuras de la edad dorada del alpinismo, Michel Vaucher, a los 72 años de edad en Ginebra. Compartió memorables escaladas con Walter Bonatti y participó en la exitosa expedición al Dhaulagiri de 1960.

(Pulsar encima para ver la foto)
Foto: desnivelpress.com" o:button="t" href="object.php?o=17837&p=share/zoom2.php&image_num=1&preview=0">Michel Vaucher en 2006.Foto: desnivelpress.com

Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se escribieron algunos de los renglones más brillantes del alpinismo, fueron muchos los que encontraron la libertad y el armisticio incondicional del alma en las montañas. La década de los 50 y 60 provocó el despertar de una conciencia que llevaría al hombre a medir su desnudez frente al copioso caos de las cimas del Himalaya y de las paredes más lúgubres de los Alpes. Michel Vaucher, fallecido este 17 de noviembre a los 72 años, participó en buena parte de esas historias y significó para Suiza lo que Bonatti para los italianos o Terray para los franceses, sumándose a una mentalidad que valoraba antes el camino que el éxito definitivo.

Con un carácter humilde, Michel Vaucher nunca dejó de recorrer montañas. Sus últimos viajes le llevaron a contemplar los volcanes de Hawai, llevando la distinguida carga de los años de exploración pura en los confines verticales, en la que pesaba con gusto el hito de mayo de 1960, cuando fructificó el intento al Dhaulagiri de la expedición suiza liderada por Max Eiselin.
Nacido en Ginebra, en 1936, Vaucher atendió la llamada de la montaña con 19 años, experimentando en la escuela de Salève y desarrollando pronto la destreza para superar pasos de roca comprometidos, considerados hoy de sexto grado francés. Tras un año intensivo dirige su ambición a las cimas más significativas de los Alpes, donde en 1957 logra la ascensión en solitario de la arista sur de la Aiguille Noire de Peuterey (Mont Blanc), en cuatro horas y media y sin cuerda. Alentado por sus extraordinarias capacidades, adquiere un mayor compromiso con el desafío, y ese mismo año abre la cara este del Petit Clocher de Portalet, junto a Gamboni.

Como Vaucher reconocía, también se sentía ágil en el ritmo de la ciudad, donde asociaría la incertidumbre del alpinismo con la razón de las matemáticas, ejerciendo como profesor en la l´Ecole de commerce y el Collège Rousseu, en su ciudad natal. De la educación se retiraría en 2001.
Michel Vaucher tallando escalones en la primera ascensión de la punta Wymper de los Grandes Jorasses. Esta ascensión duró cinco días (del 6 al 10 de agosto de 1964) y se realizaron cuatro vivacs. Los desprendimientos de piedras e incluso de una parte del espolón seccionaron las cuerdas. El mal tiempo que vino después resultó casi fatal para la cordada Bonatti-Vaucher. Foto: Col. Michel Vaucher / desnivelpress.com

Un alpinista incondicional. El ginebrino efectuó numerosas escaladas clásicas en Dolomitas y Alpes, donde abrió una ruta en la mayoría de caras nortes, destacando la del Espolón Whymper, en las Grandes Jorasses, encordado con Walter Bonatti durante cinco días de penurias, sueños, y caída de piedras. Combinó la roca con los itinerarios de esquí, lo que perfeccionó una condición física y espiritual que le llevaría a afrontar con éxito el asalto a los gigantes del Himalaya: en 1960 coronaría lo "inescalable". Miembro de la expedición suiza de Eiselin, logró la cumbre del Dhaulagiri, junto a Hugo Weber, solo diez días después de la primera ascensión, el 13 de mayo, firmada por Kurt Diemberger, Peter Diener, Ernst Forrer, Albin Schelbert y los sherpas Nawang Dorje y Nyima Dorje, por la arista NO.

Con discreción y perseverancia se fue convirtiendo en una de las figuras representativas de la edad dorada del alpinismo, teniendo la suerte de compartir su pasión con quien habría de ser su esposa y compañera de cordada, Yvette, y con la que llegaría a escalar itinerarios meritorios como la Directa a la cara norte del Dent Blanche.

En una entrevista reciente, Vaucher explicaba: "Reconozco que he buscado en la montaña la eterna juventud; sé que es una utopía y sé muy bien que el envejecimiento está ahí, pero es cierto que la montaña es un poco como un elixir para prolongar ese deseo utópico de eterna juventud". Su elixir surtiría efecto y algunos de los grandes momentos de su experiencia igualmente grande, quedarían reflejados en multitud de textos y películas; de su propia mano como con "Les Alpes Valaisannes" (1979, Edición dirigida por Gaston Rébuffat) o poniéndose a las ordenes de cineastas como Marcel Ichac, rodando en 1958 'Stars of midday', con Lionel Terray, o de Norman Dyhrenfurth en el 60, tras la cámara en 'Erfolg amndt Dhaulagiri'.

Desnivel.com 08­_11_24